CARTA DE LA
TIERRA A LOS HUMANOS
La Carta de la Tierra es una declaración
internacional de principios, propuestas y aspiraciones para una sociedad
mundial sostenible, solidaria, justa y pacífica en el siglo XXI.
Se forma en 1997 la Comisión de la Carta de la
Tierra, compuesta por 23 personalidades de varios continentes, para organizar
un proceso mundial de consultas a través del cual se va a dar forma al texto de
la Carta.
Participan, entre otros, además de Lubbers,
Gorbachov (premio Nobel de la Paz 1990), y Strong, Amadou Toumani Touré (actual
presidente de Malí), Mohamed Sahnoun (Argelia), Federico Mayor Zaragoza
(España), Mercedes Sosa (Argentina), Leonardo Boff (Brasil), Erna Witoelar
(Indonesia),Wangari Maathai (premio Nobel de la Paz 2004, Kenya), A.T.
Ariyaratne (Ceilán), Wakako Hironaka (Japón).
LA TIERRA, NUESTRO HOGAR
La humanidad es parte de un vasto universo
evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de
vida. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una
aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones
esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la
comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de
una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de
plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio
ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos
los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la
Tierra es un deber sagrado.
LA SITUACIÓN GLOBAL
Los patrones dominantes de producción y consumo
están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción
masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del
desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se
está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos
violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un
aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas
ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo
amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables.
LOS RETOS
VENIDEROS
La elección es nuestra: formar una sociedad global
para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción
de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios
fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. Debemos
darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el
desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más.
Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para
reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimiento de una
sociedad civil global está creando nuevas oportunidades para construir un mundo
democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos,
sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y
concretar soluciones comprensivas.
RESPONSABILIDAD UNIVERSAL
Para llevar a cabo estas aspiraciones debemos tomar
la decisión de vivir de acuerdo con un sentido de responsabilidad universal,
identificándonos con toda la comunidad terrestre, al igual que con nuestras
comunidades locales. Somos ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo
al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global se encuentran
estrechamente vinculados. Todos compartimos una responsabilidad hacia el
bienestar presente y futuro de la familia humana y del mundo viviente en su
amplitud. El espíritu de solidaridad humana y de afinidad con toda la vida se
fortalece cuando vivimos con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud
por el regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar que ocupa el ser
humano en la naturaleza.
Necesitamos urgentemente una visión compartida
sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad
mundial emergente. Por lo tanto, juntos y con una gran esperanza, afirmamos los
siguientes principios interdependientes, para una forma de vida sostenible,
como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta
de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones
transnacionales.
I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE LA VIDA
1. Respetar la Tierra y
la vida en toda su diversidad.
a. Reconocer que todos los seres son
interdependientes y que toda forma de vida, independientemente de su utilidad,
tiene valor para los seres humanos.
b. Afirmar la fe en la dignidad inherente a todos
los seres humanos y en el potencial intelectual, artístico, ético y espiritual
de la humanidad.
2. Cuidar la comunidad
de la vida con entendimiento, compasión y amor.
a. Aceptar que el derecho a poseer, administrar y
utilizar los recursos naturales conduce hacia el deber de prevenir daños
ambientales y proteger los derechos de las personas.
b. Afirmar que a mayor libertad, conocimiento y
poder, se presenta una correspondiente responsabilidad por promover el bien
común.
3. Construir sociedades
democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas.
a. Asegurar que las comunidades, a todo nivel,
garanticen los derechos humanos y las libertades fundamentales y brinden a
todos la oportunidad de desarrollar su pleno potencial.
b. Promover la justicia social y económica,
posibilitando que todos alcancen un modo de vida seguro y digno, pero
ecológicamente responsable.
4. Asegurar que los
frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y
futuras.
a. Reconocer que la libertad de acción de cada
generación se encuentra condicionada por las necesidades de las generaciones
futuras.
b. Transmitir a las futuras generaciones valores,
tradiciones e instituciones que apoyen la prosperidad a largo plazo de las
comunidades humanas y ecológicas de la Tierra. Para poder realizar estos cuatro
compromisos generales, es necesario:
II. INTEGRIDAD ECOLÓGICA
5. Proteger y restaurar la integridad de los
sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad
biológica y los procesos naturales que sustentan la vida.
a. Adoptar, a todo nivel, planes de desarrollo
sostenible y regulaciones que permitan incluir la conservación y la
rehabilitación ambientales, como parte integral de todas las iniciativas de
desarrollo.
Carta de la tierra al ser humano
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